CALENTANOS DESTACADOS

Ignacio Chávez Sánchez

Ignacio Chávez Sánchez (31 de enero de 1897 - 12 de julio de 1981) fue un prominente médico cardiólogo y rector de la Universidad Nacional Autónoma de México de 1961 a 1966, originario de Zirándaro de los Chávez en la región de la Tierra Caliente, misma que lleva el apellido en su honor. Considerado el Padre de la Cardiología en México, por lo que el Instituto Nacional de Cardiología lleva su nombre.

Educación y carrera profesional 

Ignacio Chávez Sánchez estudió en Colegio de San Nicolás y en la Escuela de medicina de Morelia. Obtuvo el grado de Médico-cirujano en la Universidad Nacional de México en 1920. Fungió como rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo de 1920 a 1921. Impartió cátedra de diversas materias en la Escuela de Medicina de Morelia, en 1920, y en la Escuela Nacional de Medicina desde 1922.

Se especializó en cardiología en París de 1921 a 1927 y posteriormente estudió en clínicas de Berlín, Praga, Viena, Roma y Bruselas.

En 1924 fundó la primera área de cardiología del Hospital General de México la cual dirigió hasta 1944. Asimismo desempeñó el cargo de jefe de la Escuela Nacional de Medicina de 1933 a 1934. Entre los años de 1936 y 1939 fue también director del hospital anteriormente mencionado. En ese periodo funda la Sociedad Mexicana de Cardiología (1935).

En 1943, un año antes de dejar la dirección del área de cardiología del Hospital General de México, fue miembro fundador de El Colegio Nacional.

Posteriormente fundó el Instituto nacional de cardiología el año de 1944, el cual dirigió hasta 1961. Dicho centro fue el primero de su tipo en México.

Cargos desempeñados después de fundar el Instituto Nacional de Cardiología

  • Presidente de la la Sociedad Interamericana de Cardiología(1946).
  • Vicepresidente (1958-1962) y presidente honorario vitalicio (a partir de 1962) de la Sociedad Internacional de la Cardiología.
  • Miembro del comité de asesoramiento de la OMS(1955)
  • Miembro del comité de asesoramiento de la OEA (1958-1966)
  • Participó en 18 diversas sociedades de cardiología de América y Europa

Reconocimientos y condecoraciones

Recibió las siguientes condecoraciones:

  • Orden de la legión de honor (Francia: 1933, 1951, 1966)
  • Premio de la ciencia "Manuel Avila Camacho" (1945)
  • "Medalla de la Ciudad de México al mérito cívico" (1945)
  • "Medalla General Morelos" (Michoacán, 1954)
  • "Medalla de oro Eduardo Liceaga" (1960)
  • Premio nacional de ciencias (Ciudad de México,1961)
  • Medalla de oro del American College of Physicians (Atlantic City, 1963)
  • Medalla "Belisario Domínguez" concedida por el senado de México (Ciudad de México, 9 de octubre de 1975)

Una estatua suya fue develada el 27 de septiembre de 1980 en el parque que está situado enfrente del Centro Médico nacional

Fue designado doctor honoris causa o rector honorario de 95 universidades alrededor del mundo.


Manuel Negrete



Manuel Negrete (Ciudad Altamirano, Estado de Guerrero, México, 11 de marzo de 1959) es un ex futbolista y entrenador de fútbol mexicano. Jugaba de centrocampista y su primer equipo fue el Club Universidad Nacional de la Primera División de México. Estuvo más de 20 años en activo y siempre jugó con el dorsal número 22.

Trayectoria

Su primer club fueron los Pumas de la UNAM, en el que estuvo en varias etapas de su carrera y en el que sin ser delantero es el máximo goleador méxicano del equipo con 101 goles, precedido por los brasileños Ricardo Ferreti y Evanivaldo Castro, Cabinho.

Se retiró en 1996 en el Club de Fútbol Atlante, en un partido frente a Club Universidad Nacional.

Carrera profesional tras el retiro

Fue Director de Deporte en el Estado de Guerrero, Director de Deportes de la UNAM, Director del Centro de Capacitación de la Federación Mexicana de Fútbol y Vicepresidente del Mantarrayas de Acapulco, filial del Club de Fútbol Atlante.

Asesora a la empresa Brito Produce para eventos internacionales en la ciudad de Atlanta (Georgia, Estados Unidos).

Fue entrenador del Club de Fútbol Atlante en la Primera División 'A' de México en 2003, salvándolo del descenso.

Se graduó en la Maestría en Negocios y Administración en Fútbol que imparte la Federación Mexicana de fútbol. Colabora en una fundación en la ciudad de San Diego (California) que se encarga de recabar fondos para rehabilitar canchas deportivas en municipios de México que lo requieran. También se dedica a observar talentos deportivos en diferentes escenarios de México y Estados Unidos.

Selección nacional

Fue internacional con la Selección de fútbol de México. Con su selección jugó la Copa Mundial de Fútbol de 1986 disputada precisamente en México. El equipo llegó a cuartos de final, logrando igualar el mejor registro realizado por México en una Copa Mundial de Fútbol, cuando en la Copa Mundial de Fútbol de 1970 llegó también a esa ronda.

Negrete es recordado por el gol anotado en el partido de octavos de final entre México y Bulgaria disputado el 15 de junio en el Estadio Azteca de México, D. F., donde a pase de Javier Aguirre realizó una media tijera desde fuera del area que acabó en gol en el minuto 34. Junto con el gol de Maradona contra Inglaterra en el mismo mundial, recibieron un reconocimiento a los mejores goles del campeonato, colocando una placa conmemorativa en el estadio Azteca. El gol de Manuel Negrete está considerado en el DVD de los 100 Años de la FIFA como el quinto gol más hermoso en la historia de los mundiales.

México cayó en cuartos frente a Alemania Federal en la tanda de penalties. Negrete fue el único que anotó en esa tanda de penales. Alemania Federal a la postre obtendría el subcampeonato del torneo.







Cuatro intérpretes de son calentano reciben el mejor homenaje: el aplauso del público

Arturo Jiménez  (La Jornada), informacion enviada por Mario Hernandez.


Foto: Jazmin Ortega Cortes

Con sus 88 años, don Zacarías Salmerón se trepó al escenario de la Plaza de las Artes y, como si no hubiese pasado todo ese tiempo por sus manos, arrancó a su violín unas notas de tal claridad y virtuosismo que los presentes agradecieron de inmediato con vivas y aplausos.

Ese fue uno de los varios momentos emotivos que se vivieron durante el Homenaje a músicos de Tierra Caliente Juan Reynoso, dedicado a cuatro figuras vivientes del son calentano, contemporáneos de aquél: Zacarías Salmerón, Cástulo Benítez, J. Natividad Leandro y Ángel Tavira.

El homenaje, realizado un año después de la muerte de don Juan Reynoso, comenzó ayer sábado en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) y concluirá este domingo con una jornada que iniciará a las 2 de la tarde y finalizará al entrar la noche.

En primera fila estuvieron ayer, junto a Zacarías Salmerón, el guitarrista Cástulo Benítez, de 81 años, y el también violinista Ángel Tavira, de 83, y revelado como buen actor al protagonizar la premiada película El violín. A ellos deberá sumarse este domingo J. Natividad Leandro.

Como parte del reconocimiento se organizó el zapateado sobre una tarima, proyección de documentales, presentaciones de discos y venta de grabaciones, publicaciones, artesanías y gastronomía regional.

También se programó la participación de grupos de son calentano como Los Hermanos Tavira y Los Salmerón –cuya dotación instrumental incluye salterio, flauta y contrabajo para dar cuenta no sólo de sones y gustos, sino de valses, pasodobles y fox trot–, además del grupo de son huasteco Los Brujos de Huejutla, como un hermanamiento de ambas regiones culturales.

Las paradojas de México

La actuación de los grupos musicales se intercaló con las reflexiones de investigadores y promotores culturales, como Isaías Alanís, autor de libros como Don Juan Reynoso, un violinista de Tierra Caliente y quien leyó fragmentos de otro texto sobre este músico, que editará el gobierno de Michoacán.

Alanís destacó el drama y la paradoja de que, mientras México es uno de los países más ricos en cultura popular, este patrimonio intangible se ha perdido o está en riesgo de perderse ante el pasmo de las autoridades y de la propia sociedad.

Dijo que ante la suerte de haber grabado parte de su amplio repertorio, en el que se incluyen sones, gustos, valses y otros géneros de su autoría, don Juan Reynoso fue un caso aislado porque muchísimos músicos murieron sin un registro de sus aportes.

Alanís agregó que el reconocimiento a la calidad y los aportes del propio Reynoso, al que llamó “arquetipo de una región cultural”, tardó 70 años en llegar.

En cierto momento, don Ángel Tavira subió al escenario para compartir algunos versos de la picardía calentana, como el que dice: “Una mujer muy celosa/ con sus celos me engañó/ me encontré otra más graciosa/ que en sus brazos me acostó/ qué mujer tan cariñosa/ que hasta de mamar me dio”.

Íñigo Álvarez Galán habló sobre la trayectoria de don Zacarías Salmerón y recordó que éste, junto con el maestro Juan Reynoso, fueron discípulos del tío de aquél, el gran músico y compositor Isaías Salmerón.

Contó gran cantidad de anécdotas, de pueblos de Guerrero y Michoacán en los que vivieron o por los que anduvieron “cantineando” con sus grupos u orquestas: Tlapehuala, Huetamo y Pungarabato (hoy Ciudad Altamirano).

Álvarez Galán destacó además que don Zacarías gozó de la amistad del presidente Lázaro Cárdenas y que con su música viajó a diversas ciudades de México y de Estados Unidos, pues estuvo en Nueva York y Washington, donde tocó en la Casa Blanca, ante el presidente James Carter.

En tanto, a José Espinosa Quiroz le tocó hablar sobre don Cástulo Benítez, guitarrista muy cercano a don Juan Reynoso, quien fue su maestro y amigo y con quien tocó durante 40 años.

Como a las 5 de la tarde don Zacarías Salmerón subió al escenario para oír una palabras en honor suyo y de Cástulo Benítez. Y este domingo tocará turno a J. Natividad Leandro y a Ángel Tavira.

Después vendría “el gran momento del día”, cuando don Zacarías, acompañado de la agrupación familiar Los Salmerón, tomó su violín para demostrar que, cercano a cumplir 90 años, se encuentra en plenas facultades musicales.



ALGO SOBRE LOS AUTORES DE MÚSICA REGIONAL

ISAÍAS SALMERÓN PASTENES. Indígena, nacido en Tlapehuala, Guerrero, de cuna humilde pero de fantásticos alcances creativos que no tuvieron límites. Ideó una clave a base de símbolos para “escribir” sus obras. Fue llamado a tocar al Palacio de las Bellas artes en México, Distrito Federal. Por su baja estatura, el pueblo le llamó de cariño “El chicharito”. En contraposición con su diminuta figura, la naturaleza, con afán compensador, le dotó de notables dones que ya hubiera envididao el más competente músico de academia.

Su obra fue versátil, pues lo mismo compuso un son, un gusto, poesía, valses, polkas... Y hasta una obertura: “El célebre”...

Un despectivo músico, amparado en sus elevados estudios académicos, a la salida de una audición que ofreció el grupo de Salmerón en Bellas Artes, lo abordó y le dijo:
-Oiga, máistro: ¿Es cierto que usted sabe escribir nota? A lo que contestó don Isaías, humildemente:
-No señor, no sé escribir por nota. Yo ideé una clave y de ella me valgo para recordar mis piezas. Socarrón, el profesional, le dijo:
-Que interesante... A ver, escriba esta parte. Salmerón, obediente, tomó papel  y pluma y, de primera intención, captó aquella parte que su juez le imponía como prueba.

Terminó Salmerón -casi simultáneamente al dictado- su escritura. Entonces, su crítico, cruel le inquirió: -Ahora sí léame, máistro. ¿Que escribió?
–Se lo voy a leer, ojalá no tenga errores. Tomó su violín  y le repitió impecablemente y de primera intención, -on sentimiento, nclusive- esa parte que se había dictado, dejando boquiabierta a su inclemente juez... Este detalle singular denota el valor artístico de Isaías Salmerón, de quien mucho se habló...    …Hasta se le atribuyó tener pacto con el diablo; que su violín estaba encantado: Que lo dejaba solo y que el instrumento, por su cuenta, ejecutaba melodías en ausencia de su dueño. La vida de Salmerón, fue salpicada con detalles pintorescos: Tuvo la dicha de disfrutar un elevado número de mujeres -solo doncellas contó en su haber más de veinte- eso, sin contar muchas que ya no lo eran.

Esto le acarreó malas voluntades, que nunca le afectaron, pues se asegura -por parte de quienes lo conocieron- que algún “suegro” o “cuñado” inconforme lo esperaba emboscado para lavar la ofensa familiar. Aunque transitara por ese lugar, Salmerón, nunca era visto; o si se le veía, los agraviados repentinamente olvidaban su intención y solo le manifestaban un cordial: ¡Qué tal, don Isaías! ¡Que Dios lo lleve con bien! ... Y, hasta pasado el momento recuperaban el enojo que en realidad nunca llegaba a perjudicar al músico. (Juan Reynoso refiere que Salmerón “Se sabía algunas oraciones para conseguir lo que quería).

Sus principales obras: “Esperanza”, “Carmen”, “Amor”, “Viva Tlapehuala”, “No sean bobos”, “Traigo un sufrir en mi alma” y una pieza que puede calificarse de obertura: “El Célebre”, “Por qué has venido” (De los pocos gustos escritos en tono menor y que nos hace evocar a una pieza yucateca a ritmo de danza de características coincidentes) y muchas otras  más, en varios renglones de la música regional, pues su obra incluye desde un sentido vals hasta un gusto o son, siempre con elevadas características barrocas.

 

 

 

 

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